¿Crees que tienes un “metabolismo lento” o que tu genética determina tus resultados? El metabolismo es una pieza clave para entender cómo responde tu cuerpo al entrenamiento, la nutrición, el descanso y el estrés.

Qué es realmente el metabolismo: más allá de las calorías

El metabolismo: una herramienta de supervivencia que se adapta a tu entorno. No es un mecanismo inalterable ni un simple recuento de calorías que entran y salen. Es una red compleja de procesos bioquímicos cuyo fin principal es mantenernos con vida. Su objetivo no es estético es biológico. Tu cuerpo no busca perder grasa ni ganar masa muscular por iniciativa propia; responde a los estímulos que percibe como amenazas o necesidades.

Cuando sometes a tu organismo a restricciones calóricas prolongadas, entrenamientos excesivos, falta de descanso o niveles altos de estrés, puede interpretar que está en una situación de riesgo. Su reacción natural entonces es reducir el gasto energético, ralentizar procesos fisiológicos y protegerse.

Genética y epigenética: lo que heredas no es una sentencia

No estamos determinados por nuestros genes. Aunque heredamos una base genética, nuestros hábitos influyen en cómo se expresan esos genes: eso es la epigenética.

“Tú de papá y mamá has heredado unos genes y a partir de ahí puedes hacer cosas para que esos genes se expresen de una manera o de otra.” – Claudio Nieto

Alimentación, descanso, ejercicio y gestión del estrés son factores que modulan la expresión genética, es decir, influyen directamente en cómo funciona tu metabolismo. La clave no está en la genética que tienes, sino en lo que haces con ella.

Adaptación fisiológica: el cuerpo responde a lo que haces, no a lo que deseas

El cuerpo humano no mejora por voluntad, sino por necesidad. Si lo expones a un estímulo coherente, repetido y bien calibrado, responderá adaptándose positivamente. Pero si el estímulo es incoherente, excesivo o mal gestionado, la adaptación puede ser negativa.

El equilibrio entre carga y recuperación es fundamental. Más entrenamiento no siempre equivale a mejores resultados. Dormir mal, comer poco o vivir estresado son factores que impiden la mejora y favorecen la fatiga.

El papel del sueño: el anabolismo ocurre mientras descansas

El sueño profundo no es un lujo, sino una herramienta metabólica esencial. Durante el descanso se liberan hormonas clave para:

  • La regeneración muscular
  • La regulación del apetito
  • La sensibilidad a la insulina
  • El mantenimiento del sistema inmune

Dormir poco o mal, altera todas estas funciones, favoreciendo el aumento de grasa y la pérdida de rendimiento. Sin sueño reparador, no hay progreso.

Factores que ralentizan o aceleran el metabolismo

Lo que puede frenar tu metabolismo:

  • Estrés crónico: eleva el cortisol, hormona que en exceso ralentiza procesos anabólicos y favorece la acumulación de grasa.
  • Restricción calórica prolongada: reduce la tasa metabólica como respuesta de defensa ante lo que interpreta como escasez de recursos.
  • Falta de sueño: interfiere con la regulación hormonal e incrementa la resistencia a la insulina.
  • Actividad física insuficiente: disminuye el estímulo para mantener masa muscular activa, lo que reduce el gasto energético basal.
  • Sedentarismo: disminuye la actividad mitocondrial y reduce la eficiencia del sistema energético..
  • Sobreentrenamiento sin recuperación: genera catabolismo crónico sin posibilidad de adaptación positiva.

Lo que lo estimula o lo hace más eficiente:

  • Ejercicio estructurado y regular
  • Entrenamiento de fuerza
  • Sueño suficiente
  • Nutrición variada y suficiente
  • Gestión activa del estrés
  • Ritmos circadianos estables

Las mitocondrias: el motor energético de tus células

Las mitocondrias transforman nutrientes en energía. Mejorar su cantidad y calidad significa:

  • Mayor capacidad para quemar grasa
  • Más rendimiento físico
  • Mejor salud metabólica

¿Cómo mejorar la biogénesis mitocondrial?

  • Entrenamiento de resistencia submáxima
  • Ejercicio aeróbico en combinación con fuerza
  • En ciertos casos, sesiones en ayunas bien planificadas

Más mitocondrias = más eficiencia energética.

Diez claves para cuidar tu metabolismo

  • Duerme entre 7 y 9 horas con regularidad y calidad.
  • Entrena según tu capacidad real de recuperación.
  • Gestiona el estrés con técnicas activas y constantes.
  • Aliméntate de forma suficiente y nutritiva.
  • Presta atención a señales de desequilibrio (fatiga, irritabilidad, insomnio…).
  • Evita planes genéricos y comparaciones ajenas.
  • Construye hábitos sostenibles, no atajos temporales.
  • Incluye entrenamiento de fuerza regularmente.
  • Adapta tu plan a tu contexto vital actual.
  • Confía en la fisiología: tu cuerpo sabe lo que necesita.

Los errores más comunes que frenan tu metabolismo

  • Dormir mal o poco.
  • Entrenar sin estructura ni recuperación adecuada.
  • Comer demasiado poco durante demasiado tiempo.
  • Desconocer tu nivel de tolerancia física y emocional.
  • Eliminar grupos de alimentos esenciales.
  • No escuchar las señales del cuerpo.

Edad y metabolismo: entrenar con inteligencia a partir de los 40

Con el paso de los años, el cuerpo reduce progresivamente la producción de hormonas anabólicas como la testosterona, el estrógeno, la hormona del crecimiento o el IGF-1. Estas hormonas son esenciales para la regeneración de tejidos, el mantenimiento de la masa muscular y la capacidad de adaptación al entrenamiento.

Por ello, en edades más avanzadas —a partir de los 40 o 50 años— es crucial ajustar la intensidad y el volumen del entrenamiento. Lo que antes se toleraba con facilidad, como sesiones dobles o volúmenes elevados de carga, puede convertirse en un factor de riesgo si no se equilibra con una recuperación adecuada. No se trata de entrenar menos, sino de entrenar mejor: con planificación, descanso suficiente y una nutrición adaptada a las nuevas necesidades fisiológicas.

Claves para entrenar a partir de los 40-50 años:

  • Prioriza el descanso y la recuperación.
  • Aumenta el consumo de proteínas de calidad.
  • Adapta el volumen e intensidad del entrenamiento.
  • No te compares con el pasado: construye desde tu presente.

Una persona que empieza a entrenar a los 50, incluso tras años de hábitos poco saludables, puede alcanzar su mejor forma con una estrategia bien dirigida. El foco debe estar en entrenar mejor, no más, cuidando el descanso, la alimentación y la planificación.

A más edad, se requiere más atención a la recuperación, al consumo adecuado de proteínas, al timing de las ingestas y al descanso nocturno. La sensibilidad a los nutrientes disminuye, por lo que una estrategia bien ajustada puede marcar la diferencia entre progresar o caer en fatiga crónica. En definitiva, la edad no es una limitación, sino una variable más a considerar con inteligencia y responsabilidad.

El metabolismo es una consecuencia, no una causa

El metabolismo no responde a tus intenciones, sino a tus acciones repetidas. Cada decisión cuenta, en función de tus hábitos diarios —cómo comes, cómo entrenas, cuánto descansas y cómo gestionas tu estrés— tu metabolismo decidirá si se vuelve más eficiente o más conservador, si gana músculo o lo pierde, si desplaza tus umbrales de rendimiento hacia la mejora o hacia el estancamiento. El cuerpo no sigue tus intenciones: responde a tus acciones reales y persistentes.

En el camino del entrenamiento y la alimentación consciente, aprender sobre el metabolismo es una herramienta poderosa para tomar mejores decisiones. No se trata de forzar al cuerpo, sino de acompañarlo a adaptarse de forma saludable y sostenible. Porque tu mejor versión no depende solo de lo que haces, sino de cómo tu cuerpo lo interpreta.

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