La carga externa e interna en el entrenamiento se refiere a los conceptos utilizados para cuantificar el estrés o la demanda impuesta al cuerpo durante el ejercicio. Estos conceptos son fundamentales en la ciencia del deporte y el entrenamiento físico, ya que permiten a entrenadores y atletas medir, monitorear y ajustar los programas de entrenamiento para maximizar el rendimiento y minimizar el riesgo de lesiones.
La carga externa se refiere a la cantidad objetiva de trabajo realizado durante el entrenamiento o la competencia, independientemente de la respuesta interna del atleta a ese trabajo. Estos parámetros pueden ser medidos directamente a través de dispositivos tecnológicos como podómetros, GPS, dinamómetros, ergómetros, entre otros. Puede medirse utilizando diferentes parámetros, como:
- Distancia recorrida.
- Peso levantado.
- Repeticiones y series en ejercicios de fuerza.
- Velocidad, aceleración o ritmo.
- Tiempo dedicado a una actividad.
La carga interna, por otro lado, se refiere a la respuesta fisiológica y psicológica de un individuo al estrés del ejercicio. Esta carga refleja cómo el cuerpo del atleta “siente” o procesa la carga externa y puede variar significativamente entre individuos. Algunas formas de medir la carga interna incluyen:
- Frecuencia cardíaca y variabilidad de la frecuencia cardíaca.
- Percepción subjetiva del esfuerzo (RPE): una escala utilizada por los atletas para calificar la dificultad de un entrenamiento.
- Concentración de lactato en sangre como un indicador de la fatiga muscular.
- Variables psicológicas: como el estado de ánimo, calidad del sueño y el nivel de fatiga percibido.
La importancia de medir ambas cargas
La carga externa no siempre se correlaciona directamente con la carga interna. Entender y medir tanto la carga externa como la interna es crucial para el diseño de programas de entrenamiento efectivos. Al ajustar la carga externa y monitorear la respuesta interna, los entrenadores pueden personalizar el entrenamiento para satisfacer las necesidades individuales, optimizar su rendimiento y reducir el riesgo de sobreentrenamiento o lesiones.
Por ejemplo, dos individuos pueden realizar el mismo volumen de trabajo (carga externa), pero su respuesta al entrenamiento (carga interna) puede ser muy diferente debido a factores como el estado de forma física, la tolerancia al entrenamiento, el estrés y el sueño.
Para maximizar el rendimiento y el desarrollo atlético, es esencial un equilibrio adecuado entre la carga de entrenamiento (externa) y la capacidad del individuo para recuperarse y adaptarse a esa carga (interna).